lunes, 26 de diciembre de 2011

Dibujos animados. De los 80 a la actualidad.

Lamentablemente, los dibujos animados ya no son lo que eran. En general, antes eran más idealistas. Defendían el valor de la naturaleza, como los Fruitis o Capitán Planeta; del compañerismo y trabajo en grupo, como Scooby Doo o los Trotamúsicos; el humor sano a lo Inspector Gadget, Fraguelrock o Pantera Rosa y los valores de la familia y la amistad por encima de todo (Ositos Amorosos, la Aldea del Arce, la Abeja Maya, Marco, los Picapiedra, Heidi…). Quién no ha viajado por el mundo con Willy Fox o se ha quedado dormido viendo a las plaquetas y los glóbulos rojos de Érase una vez el cuerpo humano. Quizá ahora nos suene a “ñoño” pero a todos nos han tenido “enganchados” de pequeños, lo que demuestra que para contar las aventuras de unos personajes de forma entretenida no hace falta que caigan en el lenguaje vulgar, la violencia o una estética de prematura “lolita”.
Además de en la tecnología, el lenguaje que utilizan y los valores, los dibujos también han cambiado su franja horaria de emisión. Cuando era pequeña, durante los fines de semana, cuando no teníamos colegio, gran parte de la parrilla televisiva se dedicaba a programación infantil. Ahora en las televisiones apenas hay espacios infantiles, a excepción de los canales de pago, con dibujos 24 horas, por lo que se ha perdido la alegría y la emoción de madrugar para ver nuestra serie preferida. También hay cada vez más dibujos para adultos, lo que potencia que los niños también los vean.
En principio, pensé en analizar los dibujos de Padre de Familia o Padre Made in USA. Pero, aunque los vean los niños, fueron pensados para ser dirigidos a adultos, por lo que finalmente he escogido Futurama. Antes de comenzar me gustaría aclarar que no tengo nada en contra de la serie. De hecho, la conozco bien porque la he visto varias veces, solo que no me parece apropiada para menores. 
Futurama es una serie de dibujos del creador de Los Simpson, Matt Groening. Se ha emitido en la Sexta, Antena 3, Fox y en Cartoon Network en horario infantil, por lo que no podemos considerarlos dibujos para adultos. El protagonista es Fry, un joven pizzero de 25 años que no está contento con su vida. En uno de sus repartos a un laboratorio, sufre un accidente y queda atrapado en una cámara de congelación. Despierta 1.000 años después en la Nueva York del futuro. La serie cuenta sus aventuras a bordo de la nave Planet Express con el resto de personajes: la mutante Leela, el robot Bender, el profesor Farnsworth, Amy Wong, el doctor crustáceo Zoidberg…
En primer lugar, llaman la atención lo poco políticamente correctos que son los personajes. Amy es muy promiscua, Fry está divorciado ya a sus 25 años, existe incluso un líder de la mafia robot y sus matones, y el personaje presentador de televisión es excesivamente violento. Pero Bender se lleva la palma: es un robot con tendencias suicidas, corrupto, detecta bebidas alcohólicas a distancia, es adicto a las apuestas ilegales, al vicio y a las Robopilinguis, debe beber alcohol para recargar su batería y fuma constantemente porque le hace parecer interesante. Quizá a nosotros nos haga gracia, pero está claro que no es un buen ejemplo para los niños.
En la serie también se hacen muy evidentes las desigualdades y las clases sociales. Por ejemplo, mientras que los padres de Amy son riquísimos, los robots son tratados como ciudadanos de segunda clase. Únicamente pertenecen a la clase alta los que tienen un elevado poder adquisitivo. El último escalafón de la sociedad es el de los humanos mutantes, como los padres de Leela, que viven relegados a las alcantarillas por ley.
Futurama transmite en todo su contenido la cultura americana: el escenario donde se desarrollan los dibujos es la Nueva York del futuro, la capital de la Tierra es Washington DC , la bandera es similar a la de EE.UU. y los gobernantes son las cabezas de los antiguos presidentes estadounidenses. También se desprestigia la religión y los personajes religiosos de la serie toman nombres como el Papa Espacial o el Diablo Robot. 
Por otra parte, la forma de abordar temas como el sexo y la violencia no es la adecuada para el público infantil, además de la recreación de situaciones un tanto extrañas que pueden confundir a los niños. Por ejemplo, las cabezas de varios personajes famosos se conservan dentro de tarros de cristal, se exhiben en un museo y son alimentadas con comida para peces.
Podríamos compararla, por ejemplo, con la Aldea del Arce, también una ciudad pero con un modo de vida muy diferente. La serie comienza cuando la conejita Patty Rabbit llega a la aldea con su familia y conoce a los que serán sus amigos inseparables, el osito Bobby Bear y el patoso lobo Gretel. Los capítulos logran transmitir los valores de la amistad, el compañerismo, la convivencia pacífica y el amor hacia la naturaleza y los animales. Todos pretendían ser felices, solucionaban los problemas de la forma más humana y cada historia terminaba con una moraleja. Los niños aprendían valores como colaborar en casa y ayudar a sus padres. También sería un buen objeto de estudio la serie de los Fruitis, con sus canciones pegadizas y su ánimo para que los más pequeños se acerquen a las frutas y las verduras. Todo un ejemplo de alegría, paz y tolerancia.

martes, 13 de diciembre de 2011

TELEVISIÓN

Tipo de experiencia

Carácter formal y reglado: That's English. La cadena es TVE2. Se emite a las 7:00 horas, de lunes a domingo.

Carácter formal y no reglado: Más que palabras. La cadena es Canal2 Andalucía. Se emite entre semana a las 20:10 horas.

Carácter no formal o informal: Dora la Exploradora. La cadena es Clan TV. Se emite por las mañanas a las 9:25 h de lunes a sábado, y a las 10:15 h los domingos. Por las tardes el horario es de 15:30 a 16:20 h de lunes a viernes. Además de enseñar valores y transmitir nuestra cultura, Dora enseña a contar, refuerza los colores, las formas, la atención y, sobre todo, mezcla el español y el inglés.


Sin intencionalidad educativa: La hora de Scooby Doo. La cadena es Boing. Se emite de 18:45 a 19:15 horas. Transmite los valores de la amistad, la solidaridad, el compañerismo y el trabajo en equipo. Se podría usar en clase, por ejemplo, para que el niño dibuje a los miembros de su familia o su entorno, al igual que los amigos que acompañan siempre a Scooby. También en clase de Lengua para escribir una posible redacción inventada sobre una nueva aventura de Scooby o para practicar la lectura.